LOS INCIDENTES: Lamentable el accionar de todas las partes. Desde el hincha que de forma ingenua se expuso a una contravención, hasta las reacciones violentas de todos aquellos que rodeaban la escena, sin distinguir si llevaban ropa de Lamadrid o uniforme policial. La fuerza de la represión fue desmesurada para un hecho que con algunos palazos y sobre todo mucho diálogo (hubo referentes de la barra y algunos agentes que, justo es decirlo, lo intentaron) se evitaba. Ahora el informe que le puede caer a Lamadrid es incierto, pero si por algo mucho menor que pasó en la B ante Armenio, suspendieron la cancha y el público un partido, habrá que bancarse la que venga. Recordemos que todo empezó cuando a un hincha se lo quiso detener por portar marihuana.

EL PARTIDO: Bien el equipo (si lo comparamos con el racimo de opacas presentaciones en el Enrique Sexto). Quiso dar vuelta la imagen apostando a tener la pelota y jugarla como lo hace de visitante. El destino quiso que en su mejor momento le empataran. Lo negativo, varias infracciones innecesarias cerca del área que generaron zozobra, y no cubrir como era debido los remates de lejos. Lo positivo, se buscó el partido con calma sin dejarse llevar por el resultado ni la incómoda posición en los promedios.

EL ARBITRO: Cristian Cernadas, que dirige solo cada tanto, parece estar ¨de vuelta¨ en su carrera arbitral. Lo demostró ubicandose siempre lejos de la jugada salvo que esta justo se desarrollara en una ¨quintita¨ que conforme pasaban los minutos, se agrandaba más. Le negò un penal clarísimo a Bera, pero acertó en no cobrar otro para el Naranja cuando todos, con excesivo rigor, pedían mano inexistente de Billordo. Para terminar, permitió que varios jugadores de la visita se ¨cebaran¨ cometiendo fuertes faltas.